Otra vez había pinchado el Barça el sábado; de nuevo podíamos recortar diferencia.
Otra vez nos habíamos adelantado en el marcador, de nuevo nos dejamos remontar.
Otra vez los jugadores mezclaron momentos de buen juego – el primer gol es una locura – con ratos en que parecen veteranos.
Así que no se que espera el club para echar a Benitez. Dicen que no es el problema: lo que no es es la solución. Ayer sacó un equipo inexplicable, dejando en el banco a Isco y a James, quizá los dos jugadores más talentosos de la plantilla. Tampoco jugó Casemiro, que cuando lo ha hecho ha cumplido, ni Varane, que dejó su sitio a un desordenado Ramos. Quizá el mayor error de los últimos años haya sido la millonaria renovación del camero, cuyo rendimiento alcanzó su punto alto en la primavera de 2o14 y desde entonces encadena un partido malo tras otro.
Los primeros 20′ fueron de dominio absoluto del Madrid ante un equipo más que flojo. El Valencia es, no lo olvidemos, el décimo en la clasificación. Marcó Benzemá en una maniobra prodigiosa de la BBC, si bien es verdad que el pésimo central valencianista, Abdenayour, puso bastante de su parte. Con el 0-1 y tal y como estaba el partido, lo normal era una goleada. Pero éste no es nuestro Madrid, que nos lo han cambiado. Igual que pasó en el Pizjuán o en el Calderón, tras adelantarse en el marcador el equipo dejó de buscar el gol. Mourinho era amigo de hacer ésto, para buscar la contra. No me gustaba, y éso que en aquella época nuestro contraataque era temido en toda Europa. Ahora no nos queda ni éso: ni dominamos el partido ni buscamos gol a la contra. Así que comenzamos a conceder ocasión tras ocasión al Valencia. No marcaron porque son malísimos, pero no dejaban de crecer. Y en el 42′ se produjo el punto de inflexión. Bale fue objeto de claro penalty por parte de Orban. El árbitro no lo pita y en la siguiente jugada Pepe, pasado de vueltas como tantas veces, arrolla a André Gomes. Este penalty sí que fue señalado. Unas veces se equivocan a favor, y otras en contra. Parejo marcó el empate al filo del descanso.
El segundo tiempo nos mostró a dos equipos a verlas venir. Todo estaba calmado hasta que otra vez hubo un posible penalty a Ronaldo – yo creo que lo es, si bien no tan flagrante como el del primer tiempo – y acto seguido Kovacic perdió un tornillo e hizo una entrada de roja directa. El croata está más verde que el campo; y dice muy poco en su favor que el Madrid estuvo mejor desde que se ausentó. Aunque más que por éso, fue porque Bale se colocó en la izquierda, y por ahí es cuchillo en mantequilla caliente. Con un hombre menos logramos empatar. No es que la cosa tenga mucho mérito, porque al Valencia ya le remontamos una supercopa con 9 hombres; pero cuando el 1-2 campeaba en el marcador y apenas quedaban 8 minutos; los centrales Pepe y Ramos volvieron a sacar la guitarra y cantar por soleares, facilitando el empate de Paco Alcácer. Nos quedaban dos cambios, y la entrada de Varane o Casemiro para apuntalar la defensa con el 1-2 debería haber sido inmediata. El cambio tenía que estar preparado por si marcábamos… pero claro, éso sería si tuviésemos entrenador. Y no lo hay.
Sólo hay un gordo cebón en quien nadie confía y que es incapaz de gastar alguno de los dos cambios de los que disponía mientras el equipo estaba fundido. O igual es que quiere que lo echen, llevarse 30MM de € y presumir de madridismo. Como tantos otros.