
1 NAVAS
2 CARVAJAL 6 NACHO 4 RAMOS 12 MARCELO
14 CASEMIRO
19 MODRIC 8 KROOS
10 JAMES 9 BENZEMA 7 RONALDO
- 20 ASENSIO X 10
- 21 MORATA X 9
- 17 VÁZQUEZ X 19
En los años 40 hubo un equipo argentino al que llamaban “Los caballeros de la angustia”, por su querencia a ganar los partidos en los minutos finales. Este año el Madrid se ha ganado con creces ese apodo, pues no han sido pocos los partidos que hemos rematado en los minutos finales, la mayoría de ellos después de haber dominado claramente todo el encuentro y no haber convertido en gol algunas de las múltiples ocasiones de las que hemos disfrutado. El partido ante el Valencia fue otro ejemplo, pues en el minuto 50 y ganando por 1-0 tuvo Benzema una ocasión de ésas que deberían ser gol o gol, pero el galo mandó su disparo al poste. La jugada acabó en penalty… que Ronaldo no consiguió convertir en gol. El partido pudo decidirse ahí; no lo hizo y tuvimos un final de frenopático por no haber cerrado el encuentro en esa doble ocasión.
Salió el Madrid con la mayoría de los teóricos titulares. Hay un absurdo debate en el aire en el que se discute si es mejor el Madrid A o el Madrid B. En realidad el debate es otro, pues nadie pide que entre Danilo, y mucho menos Coentrao, en el XI; ni que salgan del mismo Carvajal, Ramos, Marcelo o Ronaldo. La historia es que Isco ha hecho un par de exhibiciones en Gijón y Coruña, y su suplencia es muy difícil de entender. Además, Marco Asensio también está dando minutos de calidad cuando lo ponen. También James está en alza. Para uno de los tres hay un hueco seguro, el provocado por la lesión de Bale, y Benzema está poniendo mucho de su parte para dejar libre otro hueco. El debate acaba ahí, o sea que de equipo A o B nada de nada.
El Madrid salió al césped plomizo, igual que estaba la tarde. Antes del primer minuto un error de Ramos desencadenó una clara ocasión para Santi Mina que acabó en el palo. La primera sensación fue que no ganaríamos fácil. Enfrente había un buen Valencia, que podría luchar con el Atleti o el Sevilla por la tercera plaza como hacía no hace mucho tiempo pero que ha decidido convertirse en una versión 2.0 del Estudiantes: un equipo mediocre que deambula por mitad de la tabla y que centra el año en ganarle al Madrid los duelos que les enfrentan. Triste objetivo, pero allá ellos.
Lo mejor del Madrid fueron sus laterales. Carvajal y Marcelo otorgan una aportación ofensiva al Madrid muy superior a la que da quien porta el dorsal 9 a su espalda (triste realidad). A la media hora llegó el primer gol, tras un fantástico centro de Carvajal que Ronaldo remató como sólo lo hace un gran delantero centro: cruzando el balón y haciéndolo botar: imposible para Alves. Antes del descanso sólo pudo llegar otro gol en un libre directo que ejecutó James desde el carril del 8, que pasó saludando la escuadra.
Tras el descanso se produjo la doble ocasión con la que abro la crónica. Alves detuvo el penalty a Ronaldo. Este portero es un especialista, sí, pero yo creo que un penalty bien tirado es imposible para el portero. Antes del lanzamiento, Alves intentó un juego psicológico contra Ronaldo que, visto lo visto, le salió bien. Si Ronaldo tuviese menos ego y más de dos dedos de frente, cuando Alves se acerca debería haber entregado el balón a James, o a Kroos. A cualquier buen pelotero, y decir “bah, tiralo tú. A este le marca cualquiera”. Hubiera sido gol seguro.
Con 1-0 avanzaba la tarde, tediosa. El Valencia firmaba llegar a la recta final del partido perdiendo por la mínima, para cazar una ocasión cuando quedasen menos de 10′. Era el minuto 82 cuando Casemiro hizo su enésima falta – alguien debería explicar que un buen medio centro hace pocas faltas, y todas lejos del área – y Parejo colocó el balón con suavidad sobre el césped. Parejo es un canterano blanco que gustaba a Di Stéfano cuando estaba en el Castilla. Pudo ser el nuevo Guti, pero tenía menos clase y era más cubatero, si cabe. Lo que pasa es que en Valdebebas, a poco que estés atento, aprendes cómo se ponen faltas donde duermen las arañas. Parejo ejecutó la falta como un maestro, esquivando la barrera en la que Ronaldo y Morata saltaron para evitar el gol. El balón bajó violento hacia la escuadra derecha de Navas, que pudo tocarla pero no evitó el gol. Faltaban 8 minutos. 1-1.
Entonces, como tantas veces, el Bernabéu tocó a rebato. La caballería blanca cargó como sólo ella sabe, y puso su mirada en la victoria como un preso mira la puerta de la cárcel abierta. apenas 4 minutos después del gol de Parejo, Morata hizo un sombrero en el área y el balón llegó a Marcelo, que recortó con la izquierda y disparó con la derecha un tiro raso, potente, lleno de fe. El psicólogo Álves no pudo evitar el gol ni el consiguiente éxtasis del Bernabéu.
La liga se acerca un punto más. Necesitamos, en el peor de los casos, 10 de los 12 puntos que faltan por jugarse.