Valencia 1 – Real Madrid 4. El Madrid hibernado

Ronaldo, celebrando el gol de un compañero. Guarden la foto.

1 NAVAS

2 CARVAJAL        4 VARANE     6 NACHO       12 MARCELO

14 CASEMIRO

10 MODRIC                 8 KROOS

11 BALE       9 BENZEMA           7 RONALDO

  • 17 VÁZQUEZ X 11
  • 20 ASENSIO X 9
  • 23 KOVACIC X 10

El marcador final, tan abultado, nos invitaría a pensar que por fín el Madrid comenzó a jugar como lo hacía en agosto, cuando hizo pronosticar a todos los entendidos el inicio de una dinastía. Para nada. El partido de Mestalla no fue tan distinto a los que ha jugado el Madrid esta temporada. En el primer tiempo el Madrid dominó el juego y generó ocasiones.  En el segundo se vino abajo, perdió el control y vimos con desesperación que Zidane no hacía ningún cambio hasta que faltaban pocos minutos.  Llevamos viendo eso todo el año. Pero hubo un par de matices:

En primer lugar, esta vez el árbitro sí que sancionó los penalties que sufren nuestros delanteros. Otros días tenemos la mala suerte de que el árbitro no ve esas acciones. Montoya, lateral que salió en su día de la massía y que esta vez parecía haber salido de un after, cometió hasta tres penalties evidentes. El árbitro señaló dos, sendos anotados por Ronaldo. A partir de entonces, los jugadores valencianistas dedujeron que el árbitro estaba en deuda con ellos, así que pronto tendrían un penalty a favor. Por ese motivo, cada vez que se acercaban al área de Navas sufrían desmayos. Parejo hizo un piscinazo tan escandaloso que se apresuró a pedir perdón al árbitro y a Casemiro.

Tras el descanso, el Valencia empezó a crecer porque su entrenador movió el avispero. Hay que ver, qué suerte tienen nuestros rivales de que sus entrenadores lean los partidos y actúen en consecuencia. Empató Santi Mina de cabeza (sin saltar, dentro del área pequeña… ) y el Madrid hacía aguas. Los tres delanteros no ayudaban en defensa; había que meter gente fresca que ayudase en la medular. Todos lo veíamos, pero Zidane no actuaba. Y ahí llegó el punto de inflexión: Parejo remata al palo izquierdo y Navas, caído hacia el lado contrario, estira el pie y desvía el balón. Si ese gol entra el Madrid no gana ni en broma.

Llegaron los cambios. Curiosamente, justo antes de salir del campo Bale hizo una gran jugada, con un monstruoso cambio de ritmo. No era fácil de entender que fuese e, galés quien dejase su hueco a Vázquez. Cuando quedaban 10 minutos salió Asensio por Benzema, cuyo talento seguimos viendo en dosis minúsculas. Este cambio sí que dio un aire nuevo al equipo, porque en la banda izquierda Marcelo comenzó a crecer apoyado en el mallorquín. Así llegó el tercer gol, en una fenomenal jugada de la parte izquierda. Hubo tiempo para un último gol, en el que Kovacic participó con un brillante detalle técnico para asistir a Kroos. Las jugadas de los dos últimos goles, unida a la que generó el primer penalty, nos reconfortan un poco. El Madrid no se ha ido. En realidad nunca se fue. Simplemente está hibernando, esperando el deshielo primaveral.

Leganés 1 – Real Madrid 2. Menosprecio de la Copa

13 CASILLA

19 ACHRAFF           4 RAMOS        6 NACHO       15 THEO

18 LLORENTE

23 KOVACIC              22 ISCO

17 VÁZQUEZ      9 BENZEMA      20 ASENSIO

  • 10 MODRIC X 18
  • 2 CARVAJAL X 19
  • 21 MAYORAL X 22

Siempre digo que cuando en un torneo de copa has ganado el partido de ida fuera de casa, no apetece nada el partido de vuelta. El equipo tiene la sensación de que el trabajo ya está hecho. No hay nada que ganar y sí mucho que perder. El mismo año pasado el Madrid ganó en el Alianz Arena 1-2, y quince días después las pasó canutas para elimimar al Bayern en la prórroga. Claro que aquella noche primaveral el Madrid jugó con sus mejores hombres. Anoche no. Anoche Zidane decidió salir con un equipo repleto de no habituales. Con la liga a 19 puntos y un cruce durísimo en el horizonte europeo, la copa podía haber sido una tabla de salvación, como lo fue el primer año de Mourinho. No ha sido buena idea tirarla. Entiendo que Zidane, como buen musulman, rechace una copa, pero la afición del Madrid, siempre sedienta e insaciable, no lo entiende.

Quedan señalados gravemente algunos jugadores. Casilla no tiene nivel para el Madrid: ha encajado 6 goles en los tres partidos que el equipo ha jugado en casa en Copa del Rey. Su mal partido hace difícil de explicar el asunto Kepa. Achraff y Theo han empeorado a Danilo y Coentrao, y no era fácil. Más grave lo del francés, por el que pagamos una lana al Atleti y ha pasado de deslumbrar en el Alavés a parecer un tuercebotas. También lució en Vitoria Marcos Llorente y ahora los días que juega nos hace suspirar pensando en Casemiro.

Luego están Asensio e Isco, que acabaron el año pasado como aviones y en septiembre fueron la punta de lanza de la selección en el España – Italia del Bernabéu, en el que los azurri salieron goleados. Ahora parecen jugadores del montón, fruto de la escasa confianza que el técnico muestra hacia ellos.  Asensio sólo juega cuando alguien de la BBC está lesionado, e Isco siempre es el primer cambio, un bulto sospechoso. Mientras, Kroos o Benzema deambulan por el césped con la tranquilidad de tener el puesto en el XI garantizado.

Pero el error, más allá de la alineación, estaba en la convocatoria. En una eliminatoria copa tienes que guardarte una bala en la recámara, y en nuestro caso eran Bale o Ronaldo, si bien éste anda con el ojo a la virulé. El galés el único delantero en racha, capaz de abrir el melón a un partido como pasó en Fuenlabrada o en el Mundialito En el banco, el único jugador de ataque era Mayoral, que salió un rato para demostrar, otra vez, que será un buen delantero para el Valladolid. Algo así como un Portillo 2.0. Sí que estaba en la convocatoria un tal Tejero, no sabemos si es que Zidane quería dar el golpe. Pero es muy difícil de entender que Gareth Bale no estuviese anoche en el banquillo. Como lo es que jugasen Casilla, Theo, Achraff o Llorente. Estos jugadores no dan garantía alguna. Zidane fue quien los puso, Zidane debe explicar por qué ha pasado de la copa. Por qué la ha tirado por el desagüe.

Real Madrid 7 – Deportivo 1. Que me partan la cara

Ronaldo con la cara partida por el equipo

1 NAVAS

2 CARVAJAL      5 ZIDANE      6 NACHO      12 MARCELO

14 CASEMIRO

10 MODRIC                       8 KROOS

11 BALE        21 MAYORAL        7 RONALDO

  • 9 BENZEMA x 21
  • 23 KOVACIC x 10
  • 17 VÁZQUEZ x 11

 

Esta tarde hubo varios partidos en el Bernabéu. Hubo, que duró la primera media hora,  en el que el Madrid dominaba el partido y fallaba ocasiones clarar, pero encajaba un gol en contra y los jugadores se mostraban impotentes. Otro, que abarcó hasta el minuto 60, en el que los jugadores dieron la vuelta al partido con Nacho y Bale haciendo de Pavon y de Zidane (¿recordáis aquella denominación de origen?) y un tercero en el que el Madrid goleó al Dépor exhibiendo una pegada que creíamos olvidada.

Al leer a alineación me puse mustio. La vuelta al 4-3-3 se me antoja trágica, pues el año pasado el equipo arrancó su racha triunfal hacia la liga y champions cuando abandonamos el esquema de los tres delanteros y metimos al cuarto centrocampista para controlar los partidos. Diréis que con un delantero menos perdemos pegada, pero si la pegada que perdemos es la de Benzema, tampoco hay que preocuparse mucho.

La mejoría del equipo no sé si es real, pues el rival de hoy era un Depor que se encuentra canino, en posiciones de descenso. Aún así se adelantaron en el electrónico, tuvieron los gallegos varias ocasiones de gol. No podemos conceder tanto en defensa, donde Varane lleva una temporada blando como flan de huevo. Es cierto que la vuelta de Bale al equipo nos trae un delantero con capacidad goleadora, que nos viene de maravilla. Benzema, a quien el Bernabéu pitó conforme entraba, sigue siendo el mejor delantero posible para jugar con Ronaldo y con Bale por no ser un delantero al uso, pero claro, si voy a poner a un delantero para que haga labores de enganche, casi mejor pongo al enganche, ¿no? Sobre todo si tengo en la plantilla a Isco y a Asensio,  entre mejores enganches de Europa.

La mejor noticia es que vuelve la producción ofensiva. Goles de varios colores, pero me hicieron ilusión los que vinieron de un saque de esquina. El curso pasado marcamos muchas veces usando esa suerte, y mejoraremos mucho si volvemos a usarla. Hubo además goles con belleza plástica, como el zurdazo de Bale buscando la escuadra o el chut preciso de Modric tras sutil asistencia de Ronaldo con el tacón. El portugués volvió a fallar una ocasión clamorosa, pero acabó haciendo un doblete. El segundo de su cuenta – sexto del equipo – llegó en el minuto 84. Después de 9 años en el equipo y ser el mejor goleador de nuestra historia, aún se juega la cabeza para marcar y se expone a que le partan la cara. Ayer fue literal: en el remate se llevó un puntapié en la ceja izquierda que le hizo sangrar escandalosamente. Mientras abandonaba el césped pidió al médico el teléfono móvil para ver el alcance de la herida que se había hecho.

Hay gente que sólo destacará esa circunstancia, que solo ve a un vanidoso preocupado por su aspecto físico. Gente anónima en twitter, que usa seudónimos. Que en ningún caso da la cara, por miedo a que se la partan.

Cómo vamos a echar de menos a este delantero cuando no esté.

 

Real Madrid 0 – Villarreal 1. Game Over, ZZ

1 NAVAS

2 CARVAJAL            5 VARANE       6 NACHO        12 MARCELO

14 CASEMIRO

10 MODRIC                                   8 KROOS

22 ISCO

7 RONALDO                11 BALE

  • 20 ASENSIO X 11
  • 17 VÁZQUEZ X 22

En una tarde desapacible de enero llegó la gota que colmó el vaso. El Madrid repitió punto a punto el partido que jugó en allá en octubre contra el Betis. En cuatro meses no hemos aprendido nada, no hemos corregido nada. Siguen jugando los 11 de siempre, lesiones aparte. Ni una variante táctica, ni una amenaza para los titulares que saben que jugarán en cualquier caso, ni una oportunidad para unos suplentes entre los que cunde el desánimo que implica la ausencia de meritocracia. Zidane debe abandonar la nave. Si no hace nada, que deje que alguien actúe

La peor sensación es que el Madrid no ha jugado mal. Mejor dicho, no puede jugar mejor. Ahora mismo no hay más cera que la que arde. Durante el primer tiempo hemos jugado ordenados, hemos dominado y hemos tenido varias ocasiones claras. Casi todas de Cristiano, que nunca deja de intentarlo pero que está gafado ante el gol. La ocasión que falla antes del descanso es clamorosa. En esa misma jugada el portugués fue objeto de penalty, pero tampoco con las decisiones arbitrales nos acompaña la suerte. Tampoco ha cambiado esa dinámica desde el principio del curso.

En el segundo tiempo el partido estuvo más igualado, si bien las ocasiones las siguió poniendo el Madrid. Desde el banco no apareció ni un rayo de luz ni medio: los cambios fueron en el 70′ como siempre y. también como siempre, no sorprendieron a nadie. Quitó Isco para sacar a Asensio mientras Kroos deambula por el césped y Modric está tieso. Ceballos, el mejor jugador de la Euro sub-21, fichado poco después, está en la grada. Nada cambiaba, pero todavía confiábamos en un gol postrero, de esos que metíamos el año pasado y nos hicieron pensar que éramos invencibles. Pero el delantero suplente ahora es Mayoral, un canterano tan verde que ni lo sacan los 10′ últimos minutos en noches como esta. Ahora el decisivo gol del final no lo metemos sino que lo encajamos. En una contra en el 88′ el Villarreal marcar para llevarse los tres puntos. Pocos botines tan gruesos con tan poco esfuerzo. Pocos campos tan baratos para puntuar como el Bernabéu en esta liga.

Estamos en cuarta posición con Villarreal a un punto  – con un partido más – y el Sevilla a tres. Quedar cuartos sería un drama porque implicaría jugar la previa de la próxima Champions… quedar quintos sería un apocalípsis. Algo ha de cambiar y, dado que el entrenador no cambia nada, el único camino es cambiarlo a él. En casos como este la historia nos enseña lo que hay que hacer: poner a un entrenador de la casa y que renueve el XI. Zidane debe abandonar el puesto más pronto que tarde.

Guti está llamando a las puertas del cielo.