13 COURTOIS
2 CARVAJAL 5 VARANE 4 RAMOS 6 NACHO
14 CASEMIRO
15 VALVERDE 8 KROOS
11 BALE 9 BENZEMA 7 HAZARD
- 10 MODRIC x 15
- 18 JOVIC x 9
Ante un partido como este en el que hay jugadores de tanto talento sobre el verde, uno espera ver fútbol de altos quilates. Pero los dos entrenadores decidieron que sonasen más los bombos que los violines. Zidane pensó que el empate no era mal resultado: con ese puntito seguiría por delante de Atleti y Barça en la tabla y se mantendría invicto en la competición. Simeone siempre ha sido más de la tamborrada de Calanda que de la Scala de Milán. El resultado fue que los que lo vimos en casa invertimos dos horas de nuestras vidas en un espectáculo decepcionante.
De todas formas, el Madrid estuvo a un palmo de los tres puntos, pues las tres mejores ocasiones de la noche cayeron del lado blanco. Un tiro a bote pronto de Kroos exigió a Oblak antes del descanso. Justo al volver, la única jugada de mérito del decepcionante Hazard fue habilitar a Nacho para que éste viese a Bale entrar como una locomotora. El galés remató dentro del área, el chut era claro, pero le salió un tiro a palos que en rugby se hubiese celebrado. Y la más clara fue la última: otra vez asiste Nacho y Benzema conecta un cabezazo maravillo que iba directo a la red. Pero Oblak, otra vez, fue decisivo y desvió con su manopla izquierda.
Mi sensación es que con un poco más de ambición el Madrid hubiese dado un golpe de autoridad a la liga. El empate es un consuelo, pero los partidos que se pueden ganar hay que ganarlos.