
1 COURTOIS
2 CARVAJAL 3 MILITAO 4 ALABA 6 NACHO
15 VALVERDE 10 MODRIC 14 CASEMIRO 8 KROOS
21 RODRYGO 20 VINI JR
24 MARIANO X 2
25 CAMAVINGA X 8
17 LUCAS V. X 2
11 ASENSIO X 21
El domingo por la mañana veía el clásico como un partido intrascendente. Si el Madrid no perdía, la liga quedaría sentenciada; pero es que aún perdiendo la ventaja sobre el segundo, el Sevilla FC, seguiría siendo de 9 puntos. El Barça quedaría a 12, con un partido pendiente, o sea que se podía perder hoy, perder otras dos veces y empatar una vez, o empatar cuatro de los nueve que quedasen pendientes y aún así seríamos campeones. Todo eso en los 10 partidos restantes. En los 28 jugados el Madrid ha perdido dos veces y ha empatado 6. Había motivos para la relajación. El Madrid no necesitaba esta victoria. El Barcelona sí. Estas cosas suelen ser definitivas. Si el partido hubiese sido más decisivo, quizá Benzema hubiese participado. Quizá los demás se lo hubiesen tomado en serio
Al acabar el partido todo esto se ha desvanecido como lágrimas en la lluvia. Da la sensación de que, jugando así, el Madrid perderá todo lo que queda. El entenador se mostró como un insensato colocando un «falso 9» que a ratos era Modric y a ratos Valverde. Algunos jugadores cometían errores impropios de profesionales, dando el balón al rival una y otra vez. Sólo Courtois se mostró a un buen nivel con paradas de mérito, pero decir que «evitó la goleada» con cuatro goles en el saco suena a cachondeo. Ahora los mejores de la plantilla parecen Benzema y Mendy, ausentes esta noche
Creo que Carletto planteó el partido intentando que no pasase casi nada. Dos líneas de cuatro bien juntitas e intentar aprovechar alguna contra con los niños del Brasil. Pero pronto se vio que en el flanco zurdo teníamos un problema: Nacho no podía parar a Dembele, que se iba una y otra vez; y Vini Jr era incapaz se superar a Araujo, inmenso central a quien habría que seguir la pista. En la banda derecha no pasaba gran cosa, por más que Carvajal se equivocase una y otra vez. En este lado, Jordi Alba y Ferrán Torres daban bastante menos miedo. Precisamente todo empezó a romperse por la izquierda: Dembelé se fue de Nacho como si el de Alcalá fuese la silla que levantaba Alaba hace unos días y centró al primer palo, donde Abumeyang se adelantó a Militao para marcar el primer gol. Pudimos empatar, porque Vini se quedó solo delante de Ter Stegen, pero, sin Karim cerca, el brasilero recordó al torpe jugador de hace un año que no marcaba un gol al arco iris. Tropezó al rematar y tuvo que aguantar al macarra de Piqué haciendo el imbécil, rodeando su cuello con el brazo y comiéndole la oreja, mientras el árbitro miraba para otro lado. Como miró para otro lado el inefable Mateu Lahoz, que desde la sala del VAR no decidió que la entrada de Abumeyang sobre Kroos en el minuto 10, con 0-0, era motivo de avisar al árbitro principal. No perdimos por los árbitros, pero no conviene esperar justicia de dicho colectivo corrupto y tendencioso.
EL caso es que después de que Vini no marcase en su ocasión, llegó el segundo gol. En un corner, Araujo. se agrandó por encima de todos y marcó picando el balón de cabeza. El 0-2 antes del descanso era un Everest. Nadie pensó entonces que el Madrid pudiese ganar esta noche.
En el descanso Ancelotti volvió a mover fichas: cambió el esquema, cerró con tres defensas y sacó a Mariano para que se diese carreras inútiles y los ignorantes que pueblan la grada aplaudiesen ese esfuerzo vano. El remedio fue peor: en apenas 10 minutos el Barça marcó otros dos goles, que pudieron ser más, y otra vez tuvo Ancelotti que cambiar y colocar a Casemiro junto a Militao como central para detener la hemorrágia A partir de ahí, el Barcelona llegó menos y el Madrid buscó un gol que maquillase el marcador. Pero no pasó nada reseñable en los últimos treinta minutos, en los que algunos espectadores abandonaban cabizbajos su asiento de manera paulatina. Seguro que quienes salieron antes fueron los que aplaudieron a Mariano sus carreritas raulescas.
Las imágenes de los culés celebrando la victoria en La Castellana duelen, pero habrá que ver si este partido es un accidente o un punto de inflexión en nuestro equipo. Tenemos precedentes de todos los colores: el Madrid de Queiroz perdiendo 15 puntos más que el Valencia en 2004 o el de Del Bosque ganando la liga tras encajar un 1-5 poco antes de acabar ante el Mallorca. No es fácil ser optimista hoy. Pero claro, el futuro es incierto. ¿Cómo iba a pensar un responsable de marketing que no va a venderse ni una unidad de la flamante camiseta negra que hoy estrenó el equipo?