
No es nada fácil recordar un partido peor del que hoy ha jugado el Madrid. No ha tirado a puerta. El Barça jamás ha ganado en el Bernabéu haciendo menos. Le ha bastado con ser ordenado en defensa y plantar el autobús (la Xavineta en este caso) delante de Ter Stegen. El gol culé llegó tras una pérdida lamentable de Camavinga, quien combina su exhuberancia física y técnica con errores impropios de un medio centro. Lo marcó Militao en propia puerta tras jugada de pinball.
El Madrid se mostró altamente inoperante. Sin ideas. Araujo secó a Vini Jr como acostumbra a hacerlo cuando se encuentran, y ni el equipo ni el entrenados supieron encontrar alternativas de ataque. El Madrid circulaba de izquierda a derecha el balón sin profundizar ni un poquito. Lo más que obtenía eran saques de esquina, que Kroos sacaba una y otra vez sin conseguir que el balón llegase nunca a un jugador vestido como él. Allá por el 60′ Ancelotti movió el banco, sacó a Tchoameni, colocó a Camavinga de lateral zurdo, sacó a Rodrygo por Kroos… no mejoró nada el equipo. De hecho, si hubo un gol posible fue culé, cuando Kessié remató a puerta vacía y Ansu Fati impidió que el balón entrase en la portería. Salió entonces Álvaro, que ha adelantado a Mariano como recurso desesperado, pero esta vez no fue transcendente.
No hay nada perdido, claro. Si el miércoles santo el Madrid gana en el Nou Camp esto será una anécdota. Pero me va a costar olvidar esta fría noche de marzo en la grada del Bernabéu tan lamentable.