Real Madrid 2 – Villarreal 3. Gran bajón

Cuando íbamos al Bernabéu el sábado pensaba que el Madrid estaba capacitado para hacer un sprint de fin de liga como el que hizo en 2020 de la mano de Zidane, consiguiendo los 30 últimos puntos. El 6-0 al Valladolid de hace seis días y el 0-4 en el Camp Nou en la vuelta de Copa del Rey eran sobrados motivos para pensar que la irregularidad mostrada desde que acabó el mundial era historia. El Barça anda cada vez peor, y si enlazábamos tres o cuatro victorias seguidas y ellos pinchaban un par de veces, podía entrarles en canguelo. Ni siquiera los 5 cambios en el XI y lo poco equilibrado que me parecía el 4-2-4 propuesto por Carlo Ancelotti me hicieron sospechar lo deprimido que estaría a las 11 de la noche, cuando el 2-3 brillaba en el marcador. Gran bajón. Porque las ligas se pueden ganar o perder, pero hay que competirlas y si el líder es otro, que sienta tu aliento en la nuca.

Y mira que empezó bien la cosa: Asensio funcionaba como enganche, por detrás de Benzema, y tras una cabalgada suya llegó el 1-0, marcado en propia puerta por Pau. Pero el gol activó al Villarreal, que se puso a dominar el centro del campo aprovechando su superioridad numérica. Ni Tchouameni ni Ceballos eran capaces de gobernar la medular, y la ayuda de los tres media puntas brillaba por su ausencia. En esto llegó Samu Chukwueze, extremo derecho de los amarillos, y marcó fácil tras hacerle un nudo en las piernas a Nacho. El canterano, puesto tantas veces como ejemplo, sufrió de lo lindo para detener a Chukwueze durante toda la noche. Deberían haberse intercambiado Alaba y él. No lo vio Ancelotti.

Tras el descanso, Vini Jr nos puso otra vez en ventaja. Lo hizo con un gol maradoniano, con dos regates que parecían imposibles. Si el Madrid se adelanta dos veces en el marcador, es dificil que no gane. Nos vimos con el partido en la buchaca. Incluso Carlo quitó a Benzema antes que nunca (quedaba media hora de partido) pensando en que llegaría el 3-1 y el partido se cerraría. Pero marcó el Villarreal aunque el gol fue anulado por orsay. Volvió a marcar, otra vez el árbitro decretó fuera de juego pero en esa ocasión el responsable del VAR dijo que el gol era legal. Empate a dos. Un chasco para la afición rival, que andaba cantando lo de «así gana el Madrid» y la concesión del gol les dejó sin argumentos. Otra vez a remar, con menos tiempo que antes y sin recurso alguno desde el banquillo – nuestros delanteros suplentes, Mariano y Hazard, están como si no estuviesen – . Estabamos pensando en cómo marcar el tercero cuando Chukwueze enganchó el balón en el pico derecho del área grande y empezó a fabricar un gol de aquellos que marcaba Robben: desborde hacia dentro y zurdazo a la escuadra que Courtois no pudo desviar. Faltaban 10′ y estábamos en desventaja.

Para marcar el madrid se colgó de Camavinga y de Modric. Una cabalgada del francés acabó en penalty. Modric cogió el balón dispuesto a lanzarlo, pero el árbitro se puso a caminar como un loco con la mano en la oreja, de un sitio a otro, como si estuviese poseido por el espíritu de Chiquito de la Calzada. Tras varios minutos, decidió por fin ir a ver la jugada a la pantalla para posteriormente decretar que el penalty ya no lo era. Otra vez el cántico de «así gana el Madrid» quedaba sin sentido.

Todo era muy extraño, y rareza tras rareza perdimos el primer partido en casa de la liga. El Villarreal nos ha ganado los seis puntos en juego de esta liga. A estos tres puntos volatilizados hay que sumar ocho más de cuatro empates en casa. Lo que debería ser un fortín es ahora un hospital: todo el mundo sale del Bernabéu con puntos.

Faltan 10 jornadas de liga. 30 puntos. Tenemos al Barça a 12, 13 o 15 en función de lo que haga ante el Girona mañana y el Atleti, que lo tuvimos a 13, puede ponerse a 2. Y la sensación de no haber estado a la altura en liga por no haber sido regulares.

FC Barcelona 0 – Real Madrid 4. Histórico

El miercoles Santo de 2000 el Madrid ganó en Old Tradford con un taconazo inolvidable de Fernando Redondo. Once años después, en 2011, ese miercoles Santo ganó su 18ª Copa del Rey con un testarazo de Ronaldo en la prórroga, tras una final electrizante ante el Barça de Pep Guardiola. Y este año, también en Miercoles Santo, el Real Madrid volvió a dar la campanada. Incendió el Spotify Stadium en la que quizá sea su última visita a ese feudo, bien por las obras de remodelación, bien porque la justicia acabe con esa institución nacida para el mal que lo habita.

El reto era gordo porque traíamos dos rémoras, el 0-1 de la ida y otras dos derrottas, en Supercopa y en Liga, ante los culés. Si bien en el partido jugado en Oriente no tuvimos opciones, los otros dos partidos fueron igualados. Como igualada fue la primera parte de esta noche, en la que el Barcelona tuvo el balón pero el Madrid llegó con peligro dos o tres veces. El jugador clave fue Camavinga, que abortó una y otra vez todos los intentos de desborde de Raphina. Tiene mucho mérito ponerte en una posición que no es la tuya – lateral izquierdo – y destacar positivamente. Nuestro gigante francés aburrió al extremo blaugrana hasta el punto que dejó de intentar de regatearle

Justo al final del primer tiempo Courtois hizo su única parada de mérito y esa jugada acabó en gol del Madrid. En esa transición, Vini ganó la carrera a los centrocampistas del Barcelona que volvían a defender. Vini la pasó en Benzema y el francés hizo lo contrario de lo que haría un delantero al uso: en lugar de rematar devolvió a Vini, que se encontró con una ocasión pintiparada. No remató bien porque lo hizo usando el exterior y el balón se enredó en las piernas de Koundé pero acabó entrando en la portería. Por si acaso, Benzema la hundió en la red. Y es que Karim cuando quiere es un 9 al uso. Lo fue en el minuto 49 cuando con un tiro cruzado marcó el segundo gol para culminar una gran conducción de Modric. Karim y Luka. El 9 y el 10. Suman más de 70 años y deciden los clásicos a una edad en la que otros ya se han ido a Japón o a Qatar.

Con el 0-2 el partido se volvió un monólogo blanco. Xavi no supo reaccionar con los cambios y el Barça no trajo peligro, salvo una cabalgada de Araujo, su mejor jugador. Debe ser frustante para el FC Barcelona confirmar que han gastado un potosí en jugadores tan mediocres como Ferrán Torres, Marcos Alonso o Koundé. Modric rondó el gol en un tiro cruzado y poco después Essié se marcó un zapateado sobre el pie derecho de Vini Jr. Penaly evidente que Benzema mandó a la jaula. Con el 0-3 la clasificación ya era segura. El horizonte era un resultado que deje al rival hundido. El Barcelona nunca duda en hacer sangre cuando tiene ocasión, mientras que hay gente que reprocha cierto conformismo a nuestro equipo cuando la victoria ya es segura. Esta vez el Madrid siguió buscando ampliar el marcador: era tan superior que no podía evitarlo. Pudo marcar Asensio, pero Ter Stegen repelió su tiro cruzado. Pero sí que llegó el cuarto gol, otra vez de Benzema, que consiguió el primer hat trick en este estadio desde que lo hiciese Puskas en 1963. Ese gol tuvo algo de justicia poética: Vini Jr inventó una asistencia al alcance de muy pocos justo delante de Eric García, el limitado defensa central que justo hace un año se burlaba de nuestro número 20 ldiciéndole irónicamente que iba a ser Balón de Oro.

Vini Jr fue otro de los héroes de la noche. No se amilanó ante las constantes patadas y provocaciones rivales (hasta un beso le tiró el marrano de Gavi, que parece la reencarnación de Gravesen pero en sucio) y aún le dicen que se olvide de provocaciones y juegue al fútbol, al tiempo que la grada corea el «Vinicius muérete». Culpabilizar a la víctima nunca es buena idea. El mismo Araujo, magnífico central y ejemplar deportista, ha demostrado que se le puede parar sin tener que tirarle del pelo o darle patadas sin sentido. Carlo sacó el campo a Vini con 0-4 porque otra amarilla le impediría jugar la final, pero el brasileño no quería irse. Él quería seguir jugando y marcar su golito, que hubiése supuesto el totémico 0-5. No llegó la manita. Ni falta que hacía.

Este resultado nos coloca como finalistas de Copa. Han caído por el camino Barça, Atleti y Villarreal y en las tres eliminatorias estuvimos por debajo. Enfrente estará Osasuna. El día 6 en el estadio de La Cartuja de Sevilla es la cita.

FC Barcelona 2 – Real Madrid 1. Se va la liga antes de llegar la primavera

Fue cruel la derrota en el Nou Camp porque el segundo gol culé llegó en el 91′. Con el gol de Kessié el equipo azulgrana daba la vuelta al partido en el que el Madrid se adelantó en el 9′. El empate también llegó en un momento psicológicamente importante, al filo del descanso. Da rabia, porque este Barça no es gran cosa y es difícil de explicar que tenga semejante cantidad de puntos en su casillero. Pero el Madrid no es fiable y además tiene tres agujeros: dos en cada lateral y uno en el centro de la delantera. Benzema ha sido una sombra toda la noche, pero nadie se plantea su sustitución porque nadie puede salir por él. Y en cuanto a los laterales, ninguno de los cuatro da el nivel para jugar en el Madrid. Mendy reapareció de lesión y tuvo tiempo de perder la marca de Essié en el gol definitivo.

Por lo demás, el Madrid no jugó mal. O al menos no lo hizo peor que el Barcelona. Se encontró el Madrid con un gol a favor en el 9′, cuando un pase de Vini se envenenó tras tocar en la cabeza de Araujo y entró en la red. El partido se ponía de cara: el Madrid tendría espacios con los que usar su mejor única arma ofensiva: las carreras de Vini Jr. El Barça tomó la iniciativa y al Madrid no le importó, pues Courtois es un portero tanfiable como para dejar que el rival tire una y otra vez. Claro que a veces el cántaro se rompe de tanto ir a la fuente. Y éso ocurrió en el 44′ cuando Sergi Roberto – manda cojones – empalmó un remate a la red tras tres rebotes.

Con empate en el marcador, pensé que teníamos mejor banquillo que el Barça y si Carletto acertaba con los cambios el partido se volcaría de nuestro lado. Salió Ceballos y demostró, otra vez, que está para ser titular. Salió Asensio, que aunque a ratos parezca tener horchata en las venas tiene gol. Y en el Madrid es tan escaso que eso es un tesoro. De hecho, en el 80′ Asensio marcó el gol que parecía que iba a ser definitivo. Pero mientras el mallorquín se comía a besos el escudo de la camiseta, en el VAR andaban buscando el frame justo que demostrase que el gol era ilegal. Lo encontraron. Asensio estaba adelantado por más o menos el pelo de una gamba en la imagen que nos mostraron. El VAR no llegó para estas cosas. Ese gol se produce «en línea» de toda la vida. Además, la tecnología no permite la precisión que supone que usan desde la sala de videoarbitraje.

Esta precisión en el videoarbitraje se echó de menos cuando, momentos antes, Gavi agredió a Ceballos sin balón, tirándolo al suelo. Otra vez el VAR decide a favor del Barça, como hace una semana en la mano de Muniain o hace dos en el penalty al Valencia. Otra vez el VAR nos fastidia, como en el penalty a Benzema del Villamarín. Seguía el 1-1, pero el Madrid buscaba el gol. Tiró flojo Tchoameni, tiró fuerte Asensio… pero en una contra el Barcelona consiguió su segundo gol. En el inicio de la jugada, Lewandosky, tras el taconazo, comete falta sobre Carvajal. Otra vez en Var no entró. Es curioso que, sin decisiones VAR, la liga estaría empatada, pero todas las grises han caído del mismo lado. Tan claro como que si Gavi jugase en otro equipo tendría más tarjetas que el Trivial.

Si la liga se nos ha ido no ha sido por lo ocurrido esta noche. Más culpables son los cuatro empates en casa (ocho puntos que se han ido al limbo) y la irregularidad de un equipo incapaz de enlazar cuatro victorias seguidas. Está difícil que no la gane el Barça, aunque si el VAR decide tratarnos al revés a unos y a otros, todo es posible.

Real Betis 0 – Real Madrid 0. ¡Qué sequía!

El Madrid, máximo anotador de la presente liga, de repente se ha secado. En los tres últimos partidos ante Atletico, Barcelona y Betis sólo hemos anotado un gol, que llegó jugando en superioridad numérica. Y lo hizo un chaval del Castilla, o sea que desde el festin de Liverpool ningún miembro de la primera plantilla ha anotado. Mal Benzema, mal Vini, mal Rodrygo y mal Asensio, delanteros incapaces de marcar. Mal Ancelotti, que no busca alternativas y mal Florentino, cuya apuesta por una delantera tan enclenque nos va a costar carísima.

Tampoco nos ayuda la suerte, porque a los 15′ Benzema marcó de libre directo y el gol fue anulado porque rozó en la mano de Rüdiger, que andaba estorbando en la barrera. El gol está bien anulado porque el reglamento se diseñó en un psiquiátrico. ¿Alguien piensa que el gol es de Rüdiger con la mano? Tan preciso como fue el videoarbitraje en esta acción, dejó de serlo en un claro penalty a Benzama que se fue al limbo. El árbitro se llevó el pito a la boca, pero no lo hizo sonar. Difícil de entender que nadie se lo dijese. La persecución al Barsa se antoja una quimera cuando ves los arbitrajes que tenemos unos y otros. Igual deberíamos empezar a pagar a algún directivo del CNA.

El partido, pese a no tener goles fue entretenido porque hubo ocasiones. Courtois sacó un brazo milagroso a Borja Iglesias y Bravo también hizo alguna parada de mérito. Conforme se acercaba el final, el Madrid apretaba, sí, pero con más corazón que cabeza. En los cambios tampoco hubo mucho criterio, pues no llegó a salir Asensio – que tiene defectos y virtudes, sí, pero entre las virtudes está el gol, tan escaso entre los nuestros. Retiró del campo a Tchoameni y a Camavinga, que aportaban un físico diferencial, para dar entrada a Ceballos y a Nacho, menos potentes y que nada aportaron. Casi al final volvió a dar carrete a Alvaro Rodriguez. El canterano no lo tendrá nada fácil si juega ratos de 10′. Esta vez no llegó siquiera a tocar el balón, aunque que sustituyese a Kroos claro que fue buena idea. Tal y como estaba el alemán, como si sale doña Rogelia. El partido acabó como empezó y estamos a 9 puntos del liderato.