
En la ida de los cuartos de final de la Copa de Europa, el Madrid consiguió un resultado estupendo, que cualquiera habríamos firmado antes de empezar el partido. No obstante, al alcabar yo tenía el sentimiento de ocasión perdida. El Madrid jugó más de media hora con superioridad numérica sobre el césped y en ese tramo sólo consigió un gol. Una ocasión así hay que aprovecharla para sentenciar, como hizo el Barça el infausto día que Pepe fue expulsado por una entrada al actual preso Dani Alves. Nos faltó ambición, nos faltó olfato para oler la sangre.
Pero el partido del Madrid fue más que correcto. Dominó el juego y atacó una y otra vez, con Vini Jr como estilete. Por el flanco izquierdo volcábamos toda nuestra ofensiva. Tras un aviso de Benzema en el 11′, unos diez minutos después llegó el primer gol. Lo empezó a fabricar Carvajal, que jugó uno de sus mejores partidos del año – no lo tenía muy difícil – . El lateral mandó un balón templado al área, que caía llovido. Vini lo mandó hacia dentro y Kepa lo tocó sin atajarlo, haciendo que Benzema marcase fácil. Karim florece en primavera, como los almendros. Y justo después del gol se produjo la jugada que pudo cambiar el partido: Courtois desvió a corner un balón que era gol o gol. Si llegan a empatar ahí los ingleses, se hubiesen animado una barbaridad. Qué importante es nuestro portero.
Al volver del descanso, la enésima internada de Vini acabó un un tiro de Modric con el interior que lamió el larguero. Se mascaba el gol. Corría el 58′ cuando Rodrygo atacaba el área por el carril del 8 y fue agarrado por el último defensa. Roja directa. Ahí era cuando olía a sangre. Pero sólo llegó un gol más. Obra de Asensio, cuyo tiro de fuera empieza a justificar la renovación. Tras una jugada ensayada, disparó y el balón se coló junto al palo derecho. Acababa ya el partido cuando Karim Benzema remató alto de cabeza. Si llega a entrar ese, hubiese sido un partido digno de presumir.